viernes, 21 de mayo de 2010

Para los periodistas que preguntan por el miedo y dicen tenerlo

Libertad de expresión y usos políticos
Por Luis Bruschtein
Cualquiera puede criticar a Hebe de Bonafini y Hebe de Bonafini también puede criticar a quien le parezca. Se puede estar de acuerdo con Hebe de Bonafini o pensar al revés que ella. Nadie está obligado a coincidir. Todos tienen la posibilidad de responder. Son aclaraciones obvias, casi elementales. Otra más: nadie va a ir preso por el juicio que hizo la Asociación de Madres de Plaza de Mayo; no se trata de un juicio penal que termina con una condena, no es una institución formal de la República. Se trata, y nadie lo oculta porque se hace con ese objetivo, de un acto político. Así lo tomará el público, las personas, la gente y así sacarán sus conclusiones. Ninguno de los actos de Hebe de Bonafini a favor de los desocupados y piqueteros o de los cientos que ha convocado provocó tanto alboroto. La Asociación de Madres de Plaza de Mayo ha realizado otros juicios de este tipo, obviamente propagandísticos y políticos, a jueces o abogados y empresarios que colaboraron con la dictadura. Este que le hacen a periodistas no es el primero y, sin embargo, sí es el primero al que se lo escracha tanto públicamente. La Comisión de Libertad de Expresión de la Cámara de Diputados, controlada por la oposición y cuyo principal mérito es oponerse a la ley de servicios audiovisuales, impulsó el repudio unánime de los diputados al acto de la Asociación de Madres de Plaza de Mayo. Periodistas que viven de la libertad de expresión y una comisión legislativa que existe para preservarla, finalmente la terminan repudiando. Es decir, la libertad de expresión es fantástica siempre que no afecte a los periodistas. En ese caso, la libertad de expresión afectaría a la libertad de expresión y hay que repudiarla. La libertad de expresión no somos los periodistas y menos las empresas que nos dan trabajo. Esa es una pequeñísima parte. Y una parte privilegiada en ese sentido, porque es la que tiene más recursos para expresarse y comunicar. Esa confusión es peligrosa desde un punto de vista democrático y republicano. Y es más peligroso cuando los confundidos somos los periodistas y las empresas periodísticas. Los periodistas podemos ser criticados por cualquiera, incluso por otros periodistas. Otra cosa son las amenazas anónimas o los actos de violencia. Eso no tiene nada que ver con la libertad de expresión. No es lo mismo el acto de Hebe de Bonafini que un cartel anónimo. Aunque el contenido sea similar (el cuestionamiento a algunos periodistas), en democracia el significado es totalmente opuesto. Uno es parte de la libertad de expresión (se coincida o no con él), pero lo anónimo y violento atenta contra ella. Por eso se equivocó el dictamen por mayoría de la Comisión de Diputados al mezclar todo. Porque de esa manera se corre el riesgo de montarse en una condena legítima y usarla para reprimir la expresión también legítima de otros ciudadanos con los que ellos disienten. Con lo que se podría llegar a un absurdo: la Comisión de Libertad de Expresión corre el riesgo de terminar coartando la Libertad de Expresión.

Fuente: Página12, 30 de abril de 2010

jueves, 20 de mayo de 2010

John William Cooke

En un país colonial las oligarquías son las dueñas de los diccionarios.

Un clima de rebeldías individuales puede durar indefinidamente. Solamente cuando la rebeldía está coordinada y encausada en un movimiento de liberación, adquiere la eficacia necesaria para luchar con éxito.

Los partidos políticos tradicionales no forman parte del Frente de Liberación por la sencilla razón de que están en la trinchera enemiga. No desean terminar con la opresión sino cambiar la mentalidad de los oprimidos.

El único nacionalismo autentico es el que busque liberarnos de la servidumbre real: ése es el nacionalismo de la clase obrera y demás sectores populares, y por eso la liberación de la Patria y la revolución social son una misma cosa, de la misma manera que semicolonia y oligarquía son también lo mismo.

No hay política nacionalista sino bajo la conducción de la clase trabajadora, que movilice la voluntad nacional tras la empresa revolucionaria de cambiar el orden social existente y asegurar sus bases mediante el desarrollo independiente, hasta desplazar del poder a las clases dominantes, la toma del poder por los trabajadores y la construcción nueva.

(...) Sentimos la íntima proximidad de lo que estaba perdido en las brumas del tiempo o disperso en un catálogo de anécdotas inconexas y falseadas. Se vuelven vivas y reales las hazañas de Tupac Amaru, las esperanzas de tantos alzamientos de indios, negros, mulatos y zaparrastrosos que oligarquías crueles y rapaces ahogaron en sangre...

Ese es el mal de nuestra gente. No se hace política de ideas y conducta, sino política de personas.

CARTA DEL GENERAL J.J.VALLLE A ARAMBURU ANTES DE SER FUSILADO

Dentro de pocas horas usted tendrá la satisfacción de haberme asesinado.
Debo a mi Patria la declaración fidedigna de los acontecimientos. Declaro que un grupo de marinos y de militares, movidos por ustedes mismos, son los únicos responsables de lo acaecido.
Para liquidar opositores les pareció digno inducirnos al levantamiento y sacrificarnos luego fríamente. Nos faltó astucia o perversidad para adivinar la treta.
Así se explica que nos esperaran en los cuarteles, apuntándonos con las ametralladoras, que avanzaran los tanques de ustedes aun antes de estallar el movimiento, que capitanearan tropas de represión algunos oficiales comprometidos en nuestra revolución. Con fusilarme a mí bastaba. Pero no, han querido ustedes, escarmentar al pueblo, cobrarse la impopularidad confesada por el mismo Rojas, vengarse de los sabotajes, cubrir el fracaso de las investigaciones, desvirtuadas al día siguiente en solicitadas de los diarios y desahogar una vez más su odio al pueblo. De aquí esta inconcebible y monstruosa ola de asesinatos.
Entre mi suerte y la de ustedes me quedo con la mía. Mi esposa y mi hija, a través de sus lágrimas verán en mí un idealista sacrificado por la causa del pueblo. Las mujeres de ustedes, hasta ellas, verán asomárseles por los ojos sus almas de asesinos. Y si les sonríen y los besan será para disimular el terror que les causan. Aunque vivan cien años sus victimas les seguirán a cualquier rincón del mundo donde pretendan esconderse. Vivirán ustedes, sus mujeres y sus hijos, bajo el terror constante de ser asesinados. Porque ningún derecho, ni natural ni divino, justificará jamás tantas ejecuciones.
La palabra "monstruos" brota incontenida de cada argentino a cada paso que da.
Conservo toda mi serenidad ante la muerte. Nuestro fracaso material es un gran triunfo moral. Nuestro levantamiento es una expresión más de la indignación incontenible de la inmensa mayoría del pueblo argentino esclavizado. Dirán de nuestro movimiento que era totalitario o comunista y que programábamos matanzas en masa. Mienten. Nuestra proclama radial comenzó por exigir respeto a las Instituciones y templos y personas. En las guarniciones tomadas no sacrificamos un solo hombre de ustedes. Y hubiéramos procedido con todo rigor contra quien atentara contra la vida de Rojas, de Bengoa, de quien fuera. Porque no tenemos alma de verdugos. Sólo buscábamos la justicia y la libertad del 95% de los argentinos, amordazados, sin prensa, sin partido político, sin garantías constitucionales, sin derecho obrero, sin nada. No defendemos la causa de ningún hombre ni de ningún partido.
Es asombroso que ustedes, los más beneficiados por el régimen depuesto, y sus más fervorosos aduladores, hagan gala ahora de una crueldad como no hay memoria. Nosotros defendemos al pueblo, al que ustedes le están imponiendo el libertinaje de una minoría oligárquica, en pugna con la verdadera libertad de la mayoría, y un liberalismo rancio y laico en contra de las tradiciones de nuestro país. Todo el mundo sabe que la crueldad en los castigos la dicta el odio, sólo el odio de clases o el miedo. Como tienen ustedes los días contados, para librarse del propio terror, siembran terror. Pero inútilmente. Por este método sólo han logrado hacerse aborrecer aquí y en el extranjero. Pero no taparán con mentiras la dramática realidad argentina por más que tengan toda la prensa del país alineada al servicio de ustedes.
Como cristiano me presento ante Dios que murió ajusticiado, perdonando a mis asesinos, y como argentino, derramo mi sangre por la causa del pueblo humilde, por la justicia y la libertad de todos no sólo de minorías privilegiadas. Espero que el pueblo conocerá un día esta carta y la proclama revolucionaria en las que quedan nuestros ideales en forma intergiversable. Así nadie podrá ser embaucado por el cúmulo de mentiras contradictorias y ridículas con que el gobierno trata de cohonestar esta ola de matanzas y lavarse las manos sucias es sangre. Ruego a Dios que mi sangre sirva para unir a los argentinos. Viva la patria."
Juan José Valle. Buenos Aires, 12 de junio de 1956.