jueves, 20 de mayo de 2010

John William Cooke

En un país colonial las oligarquías son las dueñas de los diccionarios.

Un clima de rebeldías individuales puede durar indefinidamente. Solamente cuando la rebeldía está coordinada y encausada en un movimiento de liberación, adquiere la eficacia necesaria para luchar con éxito.

Los partidos políticos tradicionales no forman parte del Frente de Liberación por la sencilla razón de que están en la trinchera enemiga. No desean terminar con la opresión sino cambiar la mentalidad de los oprimidos.

El único nacionalismo autentico es el que busque liberarnos de la servidumbre real: ése es el nacionalismo de la clase obrera y demás sectores populares, y por eso la liberación de la Patria y la revolución social son una misma cosa, de la misma manera que semicolonia y oligarquía son también lo mismo.

No hay política nacionalista sino bajo la conducción de la clase trabajadora, que movilice la voluntad nacional tras la empresa revolucionaria de cambiar el orden social existente y asegurar sus bases mediante el desarrollo independiente, hasta desplazar del poder a las clases dominantes, la toma del poder por los trabajadores y la construcción nueva.

(...) Sentimos la íntima proximidad de lo que estaba perdido en las brumas del tiempo o disperso en un catálogo de anécdotas inconexas y falseadas. Se vuelven vivas y reales las hazañas de Tupac Amaru, las esperanzas de tantos alzamientos de indios, negros, mulatos y zaparrastrosos que oligarquías crueles y rapaces ahogaron en sangre...

Ese es el mal de nuestra gente. No se hace política de ideas y conducta, sino política de personas.

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